Chris Lowney (EE.UU), Vice Chair en el Board of CommonSpirit Health; autor de libros sobre liderazgo, espiritualidad y toma de decisiones. Actualmente cuenta con una columna mensual en la revista Forbes.
Publicación original en Forbes - Diciembre 2020
Desafortunadamente, un estereotipo poco saludable de lo que significa “ganar” está afectando a muchas organizaciones. Los colegas son percibidos como la competencia, y el lugar de trabajo se transforma en un campo de batalla Darwiniano, en el cual los miembros de los equipos luchan, por ejemplo, por ganar batallas internas, o buscan llevarse el mayor crédito por los proyectos de equipo.
Pero existe una forma de imaginarse el “ganar” de una manera más saludable, capturada en forma resumida en una definición muy interesante de liderazgo que fuera una vez usada por la Fuerza Aérea Norteamericana. Y dice así: “El liderazgo es el arte de influenciar a las personas de tal manera de ganar su…respeto, confianza, y colaboración…”
Si tú eres un jefe que quiere ser exitoso, comienza por ganar el respeto, la confianza y la colaboración de tu equipo y de tus colegas. Demasiados jefes pasan por alto este paso esencial. No se enfocan en ganar el respeto; simplemente dan por sentado que lo tendrán: Hola, soy el jefe; ¿no es suficiente razón para que mi equipo me respete? Esta clase de personas se aprovechan del profesionalismo de sus equipos.
Sin duda, la mayoría de los empleados tienen suficiente motivación para trabajar duro a pesar de sus jefes. Pero la reserva de buena voluntad del equipo se va drenando lentamente, y una vez que esta reserva se acabe, lo que queda es un tipo de cumplimiento que genera rencor. Este sentimiento puede que ayude al equipo en las tareas rutinarias, pero mayor dedicación es necesaria cuando las organizaciones enfrentan los duros desafíos que se han vuelto endémicos en las industrias.
De aquí la sensatez de la definición de la Fuerza Aérea: Si quieres que tu equipo te ayude a ganar aquellas batallas realmente difíciles, primero tendrás que ganar el respeto y la confianza del mismo.
Afortunadamente, es fácil darse cuenta cuál es el comportamiento que se necesita para ganar respeto. Es muy probable que tú ya sepas qué actitudes son las ganadoras: están insertas en algún lugar de tu historia personal, y en las historias de los miembros de tu equipo. Y descubrirás las respuestas siguiendo este simple modelo de dos pasos.
Primero: Piensa en tu historia laboral y personal. Recuerda a aquellos mentores, gerentes, líderes y maestros que se ganaron tu respeto, confianza y colaboración. ¿Cómo lo hicieron? ¿Qué actitudes y propuestas hicieron que quisieras estar en su equipo? Probablemente, recuerdas modelos que tenían las siguientes actitudes: El creía que yo podía ser exitoso y me motivó a serlo; ella se preocupaba por mi carrera y mi desarrollo, no solo por el de ella; él resolvía los problemas con una agudeza increíble, y siempre se ofrecía a ayudarme a desentrañar los problemas complicados; ella nunca me pedía sacrificios que no estaba dispuesta a hacer ella misma.
En la medida en que vayas recordando estos modelos, toma nota de sus actitudes ganadoras e intenta imitarlos en tu propia vida.
En segundo lugar, comparte con tu equipo este mismo ejercicio de pensamiento. Explícales que quieres ser un líder tan efectivo como sea posible y que necesitas su perspectiva para alcanzar esta meta. Divídelos en pequeños grupos, cada uno con la tarea de compartir sus propias historias de aquellos jefes que se ganaron su respeto. Cuando los grupos vuelven a juntarse, escucharás historias increíbles, similares a las que salieron a la luz cuando tú hiciste este ejercicio de pensamiento.
De hecho, de estos ejercicios no solo surgirán guías que aseguren el respeto y la colaboración de tu equipo, sino que el proceso generará mayores beneficios. La buena disposición de expresar tu compromiso con el equipo y de llevar a cabo este ejercicio con ellos redundará en una buena disposición de su parte. Y las actitudes que han sido mencionadas beneficiarán tanto a los miembros del equipo como a ti como jefe. Todo el equipo puede comprometerse con estas actitudes ganadoras.
En la actualidad, en los duros ambientes de trabajo, se necesitan líderes que sepan ganar: no que compitan con sus pares o que se aprovechen de su equipo, sino que sepan ganar el respeto, la confianza y la colaboración de pares y miembros del equipo por igual.