Verónica Tutte es doctora en Psicología de la Salud y el Deporte por Universitat Autónoma de Barcelona. Pscicóloga graduada de la UCU, actualmente es profesora investigadora del Departamento de Bienestar y Salud y hace 18 años es la psicóloga responsable del Club Nacional de Fútbol.
El deporte siempre estuvo presente en su vida, fue integrante de la selección uruguaya de hockey, entrenadora y también ha dado charlas motivacionales en colegios. Como antigua deportista de alta competición conoce perfectamente las presiones, sacrificios y frustraciones que existen en ese mundo.
A los 26 años dejó de jugar al hockey y se fue a estudiar a España, allí empezó a escuchar y aprender sobre una variable: “el burnout”. Y prácticamente al instante se dio cuenta de que eso era lo había sufrido en sus años como deportista.
El burnout que, originalmente, surge en el ámbito de la salud, tiene que ver con un agotamiento emocional, una despersonalización y una reducida realización personal; es, entonces, un síndrome tridimensional. Verónica hace 20 años que investiga sobre esta variable en el deporte.
¿Cómo fueron tus inicios en la investigación?
El principio fue cuando me fui a hacer el doctorado en España. El doctorado estaba basado en la formación metodológica y de investigación. Desde ese momento, era el año 2003, empezaron a aparecer variables que para mí me resultaron muy significativas; una de ellas fue el estrés crónico en el deporte, más conocido como burnout. Desde ese momento hasta el día de hoy, es mi variable central.
¿Se da mucho el burnout en deportistas?
El burnout tiene que ver con un agotamiento emocional, con una despersonalización y con una reducida realización personal. Para que alguien pueda ser diagnosticado tiene que tener síntomas en esas tres dimensiones. Esto no se da en una persona mediocre, a la que no le interesa demasiado el trabajo o no tiene vocación. Esto aparece en personas que tienen altas expectativas en relación a la propuesta laboral. En el ámbito del deporte el diagnóstico no es tan habitual porque tenés que tener síntomas en las tres áreas; el diagnóstico es muy complejo. Lo que sí se da es una altísima aparición del agotamiento emocional.
¿Esto se da sólo en los deportistas de élite?
Es un síndrome que se da muchísimo en el altísimo rendimiento por la cantidad de horas en que el deportista está expuesto, por las exigencias y presiones, por todas las renuncias que hay que hacer. Pero ha habido casos de niños con sinomatología de burnout. Y ahí lo que vemos es el gran desajuste entre la propuesta deportiva y la etapa vital. Después aparecen otros datos que son significativos como el género. Hasta hace poco se creía que la mujer era más vulnerables a la presencia del burnout; ahora lo que vimos con datos uruguayos es que las mujeres son propensas a agotarse más, mientras que los varones son más propensos a tener mayor despersonalización, es decir, mayor dificultad en los vínculos en la relación interpersonal entre unos y otros. Y la otra variable importante son los años de experiencia; en todas las investigaciones vemos que las personas que tienen mayor cantidad de años de experiencia están más protegidas frente a la posibilidad de enfermar.
A lo largo de todos estos años como investigadora, ¿qué aprendizajes lograste?
Cuando tenés poca experiencia te ajustás mucho al resultado. Cuando vas ganando experiencia tenés otra capacidad de poder interpretar y hacer una lectura mucho más profunda.
¿Contás con redes académicas para investigar?
Mi equipo en Uruguay es muy acotado; recién en mayo de 2024 se recibió otra doctora en Psicología del Deporte, hasta ahora no había otra en el país. Tampoco hay otro investigador que trabaje estos temas, por eso siempre construí muchas redes en el extranjero. Siempre mi fuerte fue España, pero me fui abriendo a otras universidades. Yo estudié en la Autónoma de Barcelona y generé muchos vínculos con la Universidad de Murcia, con la Universidad de las Islas Baleares. En Sudamérica hicimos una familia académica con Brasil y con Perú entonces todas nuestras propuestas son transculturales, lo que hacemos en un país lo repetimos en los tres.
¿Qué estás investigando en este momento?
La variable burnout continúa; tenemos cuatro artículos que están en la vuelta, dos ya entregados y dos más que nos falta presentar. Ahora, además, tenemos una nueva variable que se relaciona con el burnout, pero está muy poco estudiada: se llama carga mental y refiere a cómo los deportistas perciben que su actividad genera una carga. También cómo esto pueda ser percibido por los entrenadores cuando demandan altos niveles de entrenamiento en, por ejemplo, una pretemporada y cómo eso generan climas de tensión para los deportistas.
Por otro lado, estoy trabajando en un proyecto totalmente nuevo para mí que es sobre inclusión de niños ciegos con niños que no lo son. Es un proyecto que crea referentes para entender, a través del juego, la emociones que viven los niños con ceguera y los otros. Lo que se trata es que los que ven dejen de ver y puedan sentir las mismas experiencias. Después se les hacen una serie de cuestionarios psicológicos que tienen que ver con el bienestar psicológico y con las sensaciones de haber aprendido algo a partir de esta experiencia.
¿Cuáles son tus objetivos cuando investigás?
Tengo dos objetivos distintos que se parecen mucho a lo que pasa en el deporte; dividimos objetivos de resultado y de proceso. El objetivo de resultado es crear muchos productos: artículos, tesis, tesis doctorales, presentaciones para congresos
Como objetivo de proceso está el entender que con cada investigación puedo hacer una propuesta de intervención que responda a necesidades concretas. Y como yo soy una psicóloga aplicada, que trabaja en campo, cuando veo que lo puedo poner en marcha, cuando veo mejoras, es una satisfacción enorme; ves que generaste salud en un ambiente que era nocivo. Saber que lo que hacés, desde un punto de vista tan riguroso, tiene como resultado acciones concretas que dan salud es algo increíble.
Mie, 13 11 2024