Por estas horas cotiza la unidad a USD 55.000 en plataformas internacionales, aunque mañana podría estar a USD 60.000 o USD 40.000, su volatilidad es parte de sus características, me estoy refiriendo al BITCOIN.
Por Marcos Soto, decano de UCUBS
Una moneda virtual, de aceptación global, descentralizada, y con un número finito posible de emisión, es la génesis del proyecto ideado por el japonés Satoshi Nakamoto, en 2008. Su historia es tan enigmática como su propia creación. Nunca se supo con exactitud quien es Nakamoto, si es una persona o grupo de personas, y como y donde contactarlo, de hecho desde 2010 no se tiene ningún tipo de noticias de su existencia. La verdadera historia de quien estuvo o está detrás del diseño del bitcoin sigue siendo un misterio.
Pero volvamos a las características originales de la principal criptomoneda. Comentaba que tiene la pretensión de ser una moneda de aceptación global. ¿No es interesante? Ha habido un proceso globalizador de las economías y las sociedades, sin embargo, la moneda de referencia del comercio internacional y posiblemente de mayor aceptación, pertenece a un único país: EEUU. ¿No sería razonable así como se han globalizado diferentes aspectos de la vida humana, también lo haga el dinero? Y por equilibrios geopolíticos y económicos, podría ser lógico una moneda no emitida por ningún país en particular.
La aceptación global del bitcoin trae diferentes desafíos en múltiples dimensiones del orden económico conocido. La posibilidad de transferir de un país a otro en solo segundos a costos mucho más bajos que el sistema financiero tradicional, es disruptivo. Una plataforma tecnológica que permite que los ciudadanos y empresas operen con mayores eficiencias que las conocidas. Además viene sintonizando muy bien con las nuevas generaciones que ven en el bitcoin vínculos presentes entre dinero y tecnología.
Además, el bitcoin se propone desterrar el problema de la discrecionalidad política de la emisión. La apreciada maquina de imprimir billetes no corre en la comunidad de Satoshi Nakamoto. Por definición ya se sabe cuántos bitcoin podrá haber en circulación cuando este funcionando a pleno. Eso lo hace escaso desde la concepción. Y por tanto, en caso de tener éxito, tendrá una conservación per se de su valor.
Por tanto, por lo menos hay dos sectores que miran de reojo su desarrollo. Las instituciones financieras tradicionales que pueden llegar a percibir cierta amenaza a su statu quo, y los gobiernos que visualizan como una función que hasta ahora ejercían en exclusividad (emisión), puede ser asumida por un sistema autónomo que es controlado entre pares.
Otro aspecto que suele ser polémico en su funcionamiento, es el anonimato en las operaciones. Si bien cada movimiento de cada bitcoin puede ser trazado en la plataforma desarrollada con la tecnología que se ha denominado cadena de bloques o blockchain, no se puede identificar quien lo operó. Esto puede prestarse para operaciones fraudulentas.
Otras de las dudas que deslizan los detractores del bitcoin, es que si no estaremos frente a una gran estafa al estilo piramidal, tipo esquema ponzi. Mientras continúe el interés, inversores y compradores alimentaran su cotización, pero la interrogante persiste para el caso que de un momento a otro desaparezcan los agentes interesados en la criptomoneda.
Como sea, el bitcoin ya es parte de nuestro tiempo, profundizar sobre su historia, su funcionamiento, y sus posibilidades de desarrollo debería estar en agenda de la comunidad de negocios.