Lun, 21 12 2020

El año de Omar Paganini

Omar Paganini reflexiona sobre los primeros meses de su gestión al frente del MIEM

Cerramos el primer año de Business360° con una entrevista al exdirector de UCUBS y actual ministro de Industria, Energía y Minería. A continuación, Paganini cuenta cómo vivió este año tan particular, cuáles son los desafíos con los que se encontró en el camino y cómo se lleva con la exposición pública

¿Cómo transitaste estos primeros y muy particulares nueve meses al frente del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM)?

Si comenzamos en el verano, fueron tiempos de preparación de la gestión y armado de equipos de gobierno, una etapa fermental de trabajo con el elenco ministerial y el equipo de la Presidencia que iba a asumir. Nos entusiasmaba la tarea por delante y la agenda de transformaciones que imaginábamos.

No obstante, todo lo que estábamos encaminando en los primeros días sufrió un cambio radical.

Si bien el MIEM no es un ministerio que esté directamente relacionado a los temas sanitarios, hubo un esfuerzo mancomunado de todo el gobierno, aportando desde distintos aspectos para atender la crisis del covid-19 y tomar las decisiones estratégicas iniciales. Fue angustiante y también atrapante para un equipo que recién llegaba.

Además, todos los sectores del Estado se movilizaron y los que dependen del MIEM también. Así, se trabajó con los operadores de telecomunicaciones y especialmente con ANTEL y AGESIC para la plataforma tecnológica de respuesta, incluyendo call centers, sistemas de gestión de la salud y la app coronavirus. También se trabajó con ANCAP para superar faltantes de insumos como alcohol en gel y con UTE y ANTEL para generar planes especiales para contener la crisis en los diferentes sectores. Con el Ministerio de Economía y Finanzas y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto se diseñaron medidas de apoyo a la producción, entre tantas otras cosas.

Por otra parte, el MIEM es un ministerio que atiende muy vastos sectores, desde la agroindustria a las TIC y desde la energía a la minería. Este gobierno tiene una agenda transformadora en varios de esos sectores y ha trabajado en dar forma a estas transformaciones, sobre todo en el sector de los combustibles y la energía, pero también en los medios de comunicación y la minería. Se participó activamente en el proceso que llevó a la aprobación de la Ley de Urgente Consideración y la Ley de Presupuesto, entre otras tantas cosas, que sientan las bases para esas transformaciones. Y seguimos en ese proceso, que es muy demandante. Al mismo tiempo seguimos apoyando en lo que se puede en el esfuerzo covid-19 que, lamentablemente, se ha venido agudizando.

En suma, fue un año difícil, con mucha adrenalina y bastante estrés, con la angustia de enfrentar una situación muy desafiante y el compromiso de poder aportar a que las cosas evolucionen en el mejor sentido posible.

Siempre trabajaste en el sector privado, ¿cuáles son los golpes de crecimiento al pasar al sector público? ¿Y cuáles son las satisfacciones? ¿En qué punto de estos meses te sentiste verdaderamente orgulloso de estar en ese lugar?

Bueno, es un cambio fuerte. En dos sentidos: por un lado, porque si bien estaba participando en política, este cargo es un cargo político por definición. Uno tiene que lograr apoyos para las

cosas que quiere impulsar, tiene que generar acuerdos amplios, entender puntos de vista diferentes, negociar y encontrar puntos de coincidencia con los distintos actores del sistema, sean legisladores, otros ministros y el presidente y su equipo, por supuesto. La política desde el Poder Ejecutivo implica la toma de decisiones y la ejecutividad, pero también la negociación y el acuerdo.

Es cierto que eso en la actividad privada también sucede, en menor medida, pero liderar una empresa, sin duda, y más una universidad implica también acordar, negociar, buscar puntos de coincidencia. Pero la dimensión política va mucho más allá en un cargo de gobierno. Además, las decisiones que se toman en la actividad pública son conocidas por todos, y siempre estarán sujetas al escrutinio público y a la crítica, y hay que acostumbrarse a eso, y a pensar lo que uno decide desde la perspectiva de “¿cómo me lo van a criticar?”.

La otra diferencia importante en la actividad pública es que los procesos de gestión son diferentes, más complejos por el tamaño de las organizaciones y también porque hay más requisitos jurídicos, intervienen varias oficinas, se basan en los famosos “expedientes”, pueden ser recurridos por diferentes actores y deben darse determinadas garantías. Todo esto hace más lentas las cosas y se requiere más esfuerzo para poder avanzar. En fin, la gestión pública tiene el desafío de “lograr que las cosas pasen”, y para eso hay que familiarizarse con los procesos y procedimientos, las reglas del juego, y también las restricciones que existen y las potestades que uno realmente tiene. Ha sido evidentemente un desafío, pero, por suerte, hemos constituido un equipo que está funcionando bien y vamos logrando lo que nos proponemos.

¿Cómo llevás la exposición pública, los micrófonos, las entrevistas, tu imagen en fotos de los diarios o en los canales de televisión?

Bueno, al comienzo fue un gran desafío y un susto también grande. Pensar que lo que uno dice lo van a escuchar miles de personas y que va a estar siendo permanentemente evaluado por gente que piensa de muy diversas maneras, genera estrés, sin duda. Hay que aprender a decir las cosas con claridad, a decir lo justo, en buen tono, sin enojarse y manteniendo la cabeza fría.

A medida que uno va adquiriendo experiencia se va soltando y va agarrándole la mano. Hoy estoy más tranquilo y me siento más cómodo, aunque sigue siendo un desafío importante, sobre todo en entrevistas con profesionales que pueden ser muy agudos. Uno no puede descuidarse y hay que medir muy bien lo que se dice, transmitiendo los mensajes que se entiende son importantes y evitando “los bretes”. Es un arte que, supongo, iré perfeccionando.

¿Cómo funciona el equilibrio entre la vida pública y la vida académica?

Mal. Me ha absorbido casi completamente el Ministerio, apenas pude dar un par de sesiones en la UCU este año. Extrañé dar clases, no lo puedo negar y a la UCUBS en particular, pues es un proyecto que siento muy cercano y con el que me siento comprometido y me gustaría acompañar más de cerca. He podido visitar a los compañeros de allí algunas veces, pero siento la distancia de no poder participar como me gustaría.

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2020-12-21T12:08:00