Eran las primeras horas de la tarde de un viernes de diciembre. En el tercer piso del Edificio Central de la Universidad Católica, en una de las salas de Rectorado, el director del Museo Nacional de Artes Visuales, Enrique Aguerre, el artista visual Alfredo Ghierra, la crítica Emma Sanguinetti y la directora de la Licenciatura en Artes Visuales, Florencia Varela empezaron a abrir los sobres.
Durante todo noviembre las distintas propuestas para el mural de la terraza del edificio del 8 de Octubre llegaron a las manos de los responsables de la Secretaría de Información. En distintos puntos de la ciudad, los artistas esperaron, seguramente ansiosos, el veredicto.
Con motivo del aniversario número 35 de la UCU —y tras nueve años en que la icónica fotografía de Diego Velazco fue parte del escenario universitario— se decidió volver a repetir la convocatoria y hacer un llamado a artistas visuales y plásticos. Se presentaron 28 propuestas de 23 artistas o colectivos. La cifra superó sobradamente la del concurso de los 25 años; en 2010 se recibieron diez propuestas de nueve artistas y un colectivo.
Así lo recordó Sanguinetti que también fue integrante del jurado anterior y que guarda un muy minucioso archivo de cada una de las actividades en las que participa.
Entonces el trabajo fue intenso y extenso, pero —como eligieron dejar por escrito los miembros del jurado— se subrayó “el positivo interés que el concurso despertó en función de la cantidad de propuestas presentadas, la dedicación y el profesionalismo de las presentaciones, así como la creatividad y valor artístico de las mismas”.
Después de varias horas de deliberación, Aguerre, Ghierra, Sanguinetti y Varela tomaron la decisión. La obra ganadora fue “El Bosque” del seudónimo MORI (el jurado falló sin saber quién era el artista o los artistas detrás del proyecto). El acta con el fallo establece en las siguientes líneas el porqué de la decisión: “se destaca entre las demás por su contundencia visual y su potencialidad sensible en diálogo con el entorno. A su vez, maneja con sutileza el uso de la forma y el color, lo que le otorga a la visión global una cierta levedad que abre el muro. Temáticamente se destaca su gran contenido poético el que presenta una metáfora sobre el diálogo entre lo humano, lo vegetal y lo animal, dentro de un espacio simbólico que evoca la naturaleza invitando a la contemplación, la reflexión y el disfrute”.
La mención del segundo lugar fue para la pieza presentada por Ese-erre y se resaltó su creatividad, innovación técnica y audacia. Finalmente, la tercera mención fue para la obra presentada por el seudónimo Guayaba y el proyecto fue valorado por el optimismo y la frescura que la obra desprende.
El nombre de los responsables de las tres propuestas fue develado en una audiencia pública que se realizó el lunes 16 de diciembre en la Sala Bauzá de la UCU. La obra ganadora pertenece a la dupla del ilustrador Juan Manuel Díaz y la arquitecta Rosalía Vitureira.
Díaz y Vitureira con el mural en blanco días después de saber que fueron elegidos ganadores.
La pieza de Ese-Erre fue presentada por Sebastián del Río y Rodrigo Manzo, graduados de la Licenciatura en Artes Visuales de la UCU y la de Guayaba es responsabilidad de Juliana Facchin y Camila Florencio, estudiantes también de Artes Visuales.
Durante el verano Díaz y Vitureira, apoyados por un muralista, se encargarán de llenar de colores el muro para que en marzo la comunidad universitaria se encuentre con el nuevo mural.