¿El bienestar personal se construye o está determinado? El neurocientífico argentino Facundo Manes que solo el 30% está determinado genéticamente así que, la buena noticia, es que el 70% se puede trabajar y depende de lo que hagamos cada uno de nosotros. Tuvimos el gusto de recibirlo en un Aula Magna repleta, en un encuentro organizado por la Dirección de Alumni y la Facultad de Ciencias de la Salud.
La Alumni de nuestra Licenciatura en Comunicación Carolina Anastasiadis fue la encargada de intercambiar con el experto, que nos dejó un sinfín de reflexiones sobre el bienestar, el presente y el futuro.
“El bienestar personal se trabaja, se construye. Una de las cosas que nos genera mayor bienestar es la conexión humana”, dijo Manes sobre el comienzo y agregó algunos otros factores que influyen en la construcción de ese bienestar: el altruismo, tener un cerebro atento al presente (practicar Mindfulness, por ejemplo), el ejercicio físico y dormir entre siete y ocho horas por día. A ese listado le sumó uno que no suele ser tenido en cuenta: disfrutar de los procesos, en contraposición a siempre pensar en llegar a la meta.
Ante las preguntas de Anastasiadis, Manes hizo hincapié en cómo la tecnología nos termina “haciendo miserables”. “Vivimos cada vez mejor, el confort es cada vez mayor, tenemos mayor conexión. Sin embargo nos sentimos peor. Es una paradoja moderna. Cambiamos de estímulo constantemente: Instagram, X, WhatsApp, después TikTok, más adelante el New York Times. Y a la media hora estamos muy cansados y no entendemos por qué. La respuesta es: depresión de los recursos mentales, porque tenemos recursos cognitivos limitados”, dijo.
Por eso, para Manes el futuro será cada vez más humano: “Tenemos la falsa ilusión de que la tecnología nos hace más productivos. Pero la conexión humana va a ser lo más canchero en los próximos años”.
El experto recomendó, entonces, vivir en el presente –en contraposición a estar siempre pensando en lo que se viene por delante-, tener un propósito en la vida, así como creer en algo. Y, por sobre todas las cosas, tener control sobre uno mismo. De hecho, para Manes “el mejor regalo que un padre le puede dejar a sus hijos es la capacidad de controlar su vida”.