Proyección de cine en el hall de la casa de Fernando Pereda e Isabel Gilbert, s. f.
El 29 de octubre se realizó el primer Jueves de Patrimonio de este año, en modalidad a distancia. Con motivo de la donación que hizo Pelayo Díaz Muguerza del excepcional archivo fotográfico de Isabel Gilbert a Las Nubes (Salto) —espacio cultural que está en la casa que fue de Enrique Amorim—, el objetivo de esta mesa redonda fue rendir homenaje a Isabel Gilbert, redescubrir su obra y poner en valor la importancia que tuvo esta uruguaya multifacética en el ambiente cultural de los años sesenta y sesenta del siglo veinte.
La mesa reunió a Pelayo Díaz Muguerza, exembajador y presidente de la Asociación de Amigos de Las Nubes, cuya participación se tituló “Memoria recobrada: El resurgir de Isabel Gilbert”; a Ángela López Ruiz, investigadora y curadora, quien presentó “Brillos y contraluces. Las artes escénicas retratadas por Isabel Gilbert”; por su parte, Graciela Figueroa, habló sobre las visiones de la danza de Isabel Gilbert. Por último, Elena O’Neill, doctora en Historia del Arte, profesora en la licenciatura de Artes Visuales de la UCU y coordinadora de la mesa, cerró el encuentro con “Algunas notas para pensar el archivo de Isabel Gilbert desde la Historia del Arte”.
Isabel Gilbert nació en un hogar culto de ideales liberales-republicanos; su padre fue uno de los creadores de la ley de laicidad de la actual escuela pública. La identidad artística de Isabel Gilbert se fue forjando desde una edad temprana. Tuvo un amplio conocimiento teórico sobre las distintas disciplinas del arte, así como un gran repertorio de habilidades prácticas en campos como la fotografía, la cinematografía y la danza.
Junto con su esposo, Fernando Pereda, integró la élite artística y cultural de la sociedad uruguaya de la época. Ambos protagonizaron tertulias cinematográficas y exposiciones. Fernando e Isabel formaron parte de un destacado grupo de intelectuales que, junto con Clara Silva y Alberto Zum Felde, José Bergamín y Jules Supervielle, marcaron a todos los integrantes de la generación del cuarenta y cinco. Pelayo Díaz, lo sintetizó diciendo que, en la casa de Pereda y Gilbert, en Carrasco, “se reunía toda la inteligencia montevideana”.
Jules Supervielle y su familia, Romualdo Brughetti, Fernando Pereda e Isabel Gilbert, ca. 1940-1945
Isabel Gilbert, una mujer casi desconocida hoy en día, tuvo una personalidad cautivadora, fuerte y valiente, enérgica y amistosa, sumamente rigurosa en su quehacer como crítica. Aunque se desempeñó en el ámbito literario, su principal amor fue el arte de la fotografía que, virtuosa en el manejo de la luz y las sombras, la acompañó hasta el final de sus días, y ni siquiera un grave accidente automovilístico (y sus dolorosas secuelas) pudo frenar.
En 1961, realizó una gran exposición de fotografías en el Centro de Artes y Letras del diario El País. Ángel Rama en el catálogo de la exposición escribió que “Montevideo e Isabel Gilbert conversan aquí y en voz baja, construyen juntos como buenos cómplices esa otra realidad superior que aspira a la fijeza viviente que el tiempo no destruye”, y más adelante confesaba que en las fotos de Gilbert se reflejaba “el paisaje cultural de Montevideo con tanta poesía, con esa belleza y emoción que caminan juntas”.
Isabel fue una pionera al preservar en sus fotos no solo la riqueza arquitectónica de rejas, puertas, ventanas y balcones de la Ciudad Vieja, sino también la inmediatez de espectáculos teatrales y de la danza contemporánea, décadas antes de que la Unesco acuñara el concepto de patrimonio inmaterial. Como crítica de danza también fue una adelantada, en sus escritos incorporaba nociones de vanguardia en el siglo XX como la de escena expandida, tan en boga hoy en el siglo XXI. Sobre todo esto Ángela López Ruiz habló en detalle a partir de la exhaustiva investigación que realizó para la curaduría de la muestra Muestra Pioneras del Arte de Acción I exhibida en el Centro Cultural de España en 2016.
Isabel Gilbert. Espectáculo de Teresa Trujillo. Teatro Larrañaga, Salto, 27 de setiembre 1970
A pesar de la distancia, este Jueves de Patrimonio fue un encuentro emocionante donde cada orador supo transmitir las muchas facetas de la artista; se vivió como un íntimo homenaje a la vida y la obra de Isabel Gilbert, donde a alguno se le cayó una lágrima al recordarla. Este Jueves de Patrimonio dejó en los asistentes la certeza de que Isabel Gilbert fue una mujer ineludible y germinal para la cultura uruguaya; dejó el deseo de investigar para redescubrir su figura y su quehacer, de recuperar y preservar su valioso acervo fotográfico, y sobre todo dejó el deseo de hacer visible lo invisible.
Nota: Inés Gutiérrrez y Lucas Etchevers