Vie, 11 11 2022

Memoria, tiempo y filosofía

¿Por qué nos importa el pasado? El doctor en Filosofía Antonio Gómez Ramos, suele hacerse esa pregunta. Gómez Ramos dirige el postgrado en Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid, donde también es profesor de Filosofía, imparte clases en el Máster en Filosofía de la Historia de la Universidad Autónoma de Madrid y en el de Estudios Avanzados en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

Invitado por el Departamento de Humanidades y Comunicación, visitó Uruguay por primera vez en una semana cargada de seminarios y encuentros en distintas universidades en el que la filosofía de la historia, el tiempo y la memoria fueron una constante. Lo que siga es el resumen de la entrevista. 

¿En qué áreas te has focalizado últimamente?

En los últimos años he trabajado en cuestiones de memoria histórica, que tienen que ver para mí con filosofía de la historia. Entender qué pasó en la historia, quiénes somos en este momento, en qué momento estamos, a dónde vamos, qué sentido tiene todo lo que ha ocurrido hasta ahora.  Hay una preocupación muy grande por la memoria, por los traumas y las heridas del pasado, por las víctimas. Eso es un problema moral y político y en filosofía nos ocupamos de algo de eso. Qué se puede perdonar, quién perdona, hasta cuándo. Qué se recuerda y qué no, el olvido. Es un tema para darle muchas vueltas y discutirlo. 

¿Qué pasa con el futuro? 

Estar preocupado por lo que viene, orientarse al futuro, es una manera de no recordar y por eso han quedado muchas heridas abiertas en muchos países. Por otro lado, si las sociedades actuales proyectamos el futuro lo imaginamos como una catástrofe. Ese es otro problema que me ha ocupado también últimamente. No hay idea de un futuro alternativo mejor como sí lo hubo durante los pasados dos siglos. Esta ausencia de futuro es muy llamativa. Además a la gente le interesa mucho el pasado, no solamente por la memoria, también por la historia. Hacemos turismo para visitar (lugares históricos), leemos novelas históricas. Todo lo que sea del pasado parece muy atractivo. No vemos el futuro claro y queremos mucho del pasado. Es interesante cómo la preocupación por el pasado es una preocupación moral, política, histórica y a la vez también hay una preocupación turística, de celebrar el pasado. 

¿Eso lo ves también en las nuevas generaciones?

Curiosamente es en ellos donde se ha dado una mayor preocupación por la memoria. En España ha pasado que los que sufrieron la dictadura no quisieron hablar de ello y son los hijos y sobre todo los nietos los que están declarando por justicia. Esto de vivir el presente desarraigados y sin futuro, ha producido más interés por el pasado. En un sentido político y moral de preocuparse por las víctimas y también en cierto sentido exótico y turístico. 

¿Qué diferencia hay entre memoria y homenaje?

El homenaje es un recuerdo, es sacar a alguien del olvido y ponerlo a la luz pública como recuerdo. Hacer memoria, pedir memoria, es pedir un homenaje. Lo que ha cambiado es a quién se hace homenaje. Antes se hacía homenaje a los héroes, a los grandes triunfadores y ahora se rinde homenaje a las víctimas. También es verdad que el homenaje es más una conmemoración, demasiado institucional, está muy ritualizado. Puede dar lugar a una especie de hipocresía. La memoria es un concepto más denso, más profundo. 

¿En qué momento se pasa de homenajear al héroe a homenajear las víctimas?

Parece que a partir de las décadas de 1980, 1990. Me llama la atención que es cuando desaparece la perspectiva de futuro. Empiezan a aparecer las reivindicaciones de identidad, por ejemplo. Y esas reivindicaciones vienen acompañadas de "escribir la historia de...". Es un momento curioso cuando se rompe la historia hacia el futuro, porque parece que estamos estancados en el presente y aparecen estas manifestaciones. Ahora se busca de otra manera. No se busca al triunfador. Es un aprendizaje también. 

Pareciera que la humanidad avanzara con la necesidad de volver al pasado. 

Si no tenemos raíces en el pasado, no podemos avanzar. Y lo que no se recuerda bien, se vuelve a repetir. Siempre está bien que una sociedad vuelva a mirar al pasado. 

¿Cómo conviven el recurrir a la memoria con la inmediatez, que además está alimentada por las nuevas tecnologías? 

Todo está relacionado. Esto de la inmediatez sin dudas lleva a un mundo acelerado, donde no podemos agarrarnos a nada. Se busca el contacto directo con el pasado, la intensidad de la sensación. Y buscamos sensaciones extremas. 

¿Qué impresión te llevás de Uruguay? 

Es mi primera vez en Uruguay y me alegro mucho de conocerlo porque me parece un país muy peculiar. 

¿Qué es lo que te parece peculiar?

Me parece que es un país muy civilizado, tranquilo comparado con otros países de América que conozco y del mundo. Me gusta esa especie de orden y calma que hay. Y hay una amabilidad especial. Y muy cultos, además. 

Noticias
2022-11-11T11:04:00