Chris Lowney (EE.UU), Vice Chair en el Board of CommonSpirit Health; autor de libros sobre liderazgo, espiritualidad y toma de decisiones. Actualmente cuenta con una columna mensual en la revista Forbes.
Publicación original en Forbes - Marzo 2021
“Debes querer a aquellos a quienes diriges para poder ser un líder eficaz.”
¿Es en serio? En el mundo de hoy, con ambientes de trabajo duros y competitivos, muchos podrían pensar que “el querer a los que diriges” es una idea idealista e ingenua, si no es totalmente errónea.
Pero si tu lugar de trabajo parece ser muy duro para llegar a querer al líder, ten en cuenta dónde trabajaba la persona que creó esta frase. El General Eric Shinseki tiene mucha experiencia en lo que concierne a liderar equipos en circunstancias adversas. Después de ser gravemente herido por una mina en Vietnam, volvió para embarcarse en otro arduo tour de liderazgo de combate luego de varios meses de recuperación y rehabilitación. Ganó tres medallas de Estrella de Bronce al Valor y dos Corazones Púrpuras, fue promovido a mayores rangos de comandancia militar, supervisó a medio millón de soldados como Jefe de Estado Mayor, y nos desafió a “querer a aquellos a quienes dirigimos” en su discurso de retiro en el año 2003.
Teniendo todo esto en cuenta, Shinseki es un comunicador de liderazgo intachable y muy preparado. ¿Pero qué significa exactamente este mensaje para ti y para mí? ¿Qué significa “quiere a los que diriges” en los duros ambientes de trabajo de hoy en día?
Ese mismo discurso de retiro de 2003 propone tres compromisos que uno puede hacer para convertir ese liderazgo amoroso de la visión a la realidad diaria, sin importar que uno dirija un pequeño equipo o una empresa multinacional. En primer lugar, gana el respeto y la confianza de tu equipo; no des lealtad por sentado. Como lo dice Shinseki, “Sin duda que puedes dirigir sin ser afectuoso con tu equipo, pero no puedes liderar sin ellos. Aquí él hace una distinción que los líderes mediocres se olvidan: Flexibilizar la autoridad no es lo mismo que mostrar liderazgo. La autoridad para dar órdenes y para mandar es una cosa; el liderazgo es algo bien distinto: es inspirar a otros a trabajar para y contigo.
En segundo lugar: pon las necesidades de los miembros de tu equipo por delante de las tuyas. “El liderazgo efectivo”, según Shinseki, tiene que ver con, “la voluntad de sacrificar o dejar en segundo plano todas nuestras preocupaciones – promociones, bienestar personal, seguridad– por los otros.” Es una vara muy alta. La mayoría de nosotros estaría dispuesto a hacer este sacrificio por la familia; ¿pero por nuestros colegas?
Afortunadamente, a diferencia de aquellos en el ejército, nosotros no tenemos que arriesgar nuestras vidas por nuestros equipos. Pero si entendemos el desafío que propone Shinseki en su sentido más amplio, es sumamente importante para la vida corporativa y organizacional. Demasiado a menudo, los lugares de trabajo de hoy en día se convierten en lugares “yoístas” para trepadores de la escala corporativa. Shinseki nos recuerda que los líderes afectuosos no trabajan de esta manera: Ponen por delante de sus egos y de su estatus a sus equipos.
El tercer punto está estrechamente relacionado con el anterior: Desarrollar el potencial de cada persona que haya sido puesta a tu cargo. Poner al equipo por delante implica el compromiso de ayudar a sus miembros a crecer y a prosperar. Dicho por Shinsekit, “El Ejército debe hacer dos cosas bien todo el tiempo – entrenar soldados y convertirlos en líderes” (con gran énfasis). Obviamente, el “entrenamiento” es parte del trabajo de un líder, lo que llamamos comúnmente desarrollo de las capacidades y crecimiento profesional. Pero el líder afectuoso no se contenta simplemente con transformar subordinados en trabajadores más competentes, aunque esto sea esencial. Los jefes también se comprometen a ayudar a los miembros del equipo a descubrir y a explotar todo su potencial y sus habilidades de liderazgo.
Bien entendido, “quiere a los que diriges” no es ni idealista ni ambiguo. De hecho, nada podría ser más realista ni concreto. ¿Cómo es en los lugares de trabajo de hoy en día? Comienza con tres propósitos: No des por sentado la confianza y la cooperación de tu equipo, gánalas. No te enfoques primero en ti sino en tu equipo. No te limites a moldear profesionales competentes; promueve líderes.
Si haces esto, serás un gran líder. Pero más importante, serás una gran persona.