Chris Lowney (EE.UU), Vice Chair en el Board of CommonSpirit Health; autor de libros sobre liderazgo, espiritualidad y toma de decisiones. Actualmente cuenta con una columna mensual en la revista Forbes.
Publicación original en Forbes - Junio 2021
Así es como te conviertes en un mejor líder: Coloca una figura de una jirafa en tu escritorio.
Si, de verdad. Luego, cada mañana deja que esta impresionante criatura te recuerde las tres cualidades que deberían alentarte como líder.
En primer lugar, logra ver lo suficientemente lejos como para detectar oportunidades y desafíos a la distancia. Las jirafas son los animales más altos del mundo, llegando a alcanzar una altura de cinco metros y medio, además de poseer excelente visión. Están perfectamente bien capacitadas para contemplar el paisaje e identificar posibles amenazas.
Esto no nos pasa a los humanos. La naturaleza no ha equipado mágicamente a cada gerente con perspectiva. Diría que es todo lo contrario: nos absorben los problemas a corto plazo, a través de las tareas diarias, redes sociales y sobrecarga de información. Como resultado, lo que es esencial queda oculto bajo lo irrelevante.
Los buenos líderes deben sobreponerse a esta imparable avalancha de distracciones y confusión si quieren lograr alcanzar la perspectiva. Una forma de hacerlo: da un paso al costado por unos minutos todos los días para poder reflexionar con tranquilidad. Trata de abstraerte de la locura de lo mundano para ponderar lo que realmente importa a largo plazo. Al fin y al cabo, tu mayor valía no será como “un pequeño gerente a cargo”, sino como uno que pueda ver el cuadro completo que los otros pasan por alto.
Ronald Heiftetz, el académico que trabaja en Harvard transmite esta idea a través de la metáfora de “abandonar la pista de baile y salir al balcón” para percibir aquellos patrones que no son visibles si uno está en el campo de juego.
Extendamos nuestra metáfora aún más (sepan disculpar el juego de palabras): Debido a que su buena visión y su perspectiva elevada les advierte lo que se aproxima, las jirafas tienen el papel de centinelas no solo de su propia manda sino de las cebras, antílopes y muchas otras especies también. Cuando una jirafa asustada repentinamente se da vuelta y se echa a correr, otros animales instintivamente hacen lo mismo, “asumiendo” que la jirafa corre por una buena razón, por ejemplo, por haber visto a un león en la lejanía.
De la misma manera, los líderes organizacionales más valiosos son confiables, compañeros perspicaces que tienen el rol de centinelas no solo de su propia “manada” sino de una amplia gama de actores. Las organizaciones están inmersas en complejos entramados interdependientes de protagonistas: socios, proveedores, vendedores, comunidades y el medio más amplio del que todos dependen. El antiguo líder puede haberse destacado como una figura solitaria, que se enfocaba solamente en su departamento, organización o industria. El líder actual tendrá la capacidad de anticipar lo que viene y el compromiso de ayudar a los otros protagonistas a preparase para el futuro que se avecina.
Una segunda lección: Sé flexible, adapta tu rol y tu equipo a la tarea que tienen entre manos: Curiosamente, los investigadores aún no entienden totalmente la dinámica organizacional de las jirafas. A diferencia de los babuinos, donde el macho alfa reafirma su control incesantemente, es más difícil discernir a simple vista el comportamiento jerárquico de las jirafas.
Del mismo modo, el líder sabio y con perfil bajo, aprende cuándo mostrar su liderazgo desde el frente, y cuándo entreverarse en la “manada”, tomando la temperatura al equipo e impulsando a uno u otro miembro del equipo al frente de un proyecto dado.
De hecho, las manadas de jirafas tienen aún más para enseñarnos sobre la organización de equipos. Resulta que la membresía en la manada a veces fluctúa: los recién llegados pueden ingresar temporalmente, al mismo tiempo que otros la abandonan. Así mismo, debido a que la complejidad y la naturaleza de los desafíos organizacionales cambian en forma constante, los líderes deben dominar el arte de armar equipos multidisciplinarios, de diferentes departamentos, por cada actividad que surja, y de rearmarlos rápidamente para cumplir con cada nuevo desafío.
Tercera lección: Ten “un gran corazón”; sé un líder atento, valiente y revitalizante. El corazón de la jirafa es increíblemente poderoso, una maravilla biomecánica que la naturaleza ha ideado para bombear sangre en forma vertical hacia el cerebro a través de su muy largo cuello.
¿Y para nosotros los gerentes? Ten en cuenta cuán extenuantes, desalentadores y arduos se han vuelto los lugares de trabajo de hoy en día para los empleados, y permite que estas dolorosas realidades del trabajo moderno te alienten a cultivar todas las cualidades que la imaginación literaria le ha atribuido al término “gran corazón.”
Por ejemplo, sé lo suficientemente valiente para seguir adelante cuando las soluciones son esquivas y los obstáculos abundan. Sé amable: enfócate en las vidas y en las carreras de tus colegas, no solo en la tuya. Y sé una fuerza revitalizadora en momentos de bajón, sé la sangre vital detrás de la organización que vigoriza al equipo cuando la motivación y la moral decaen.
Un pensamiento final para aquellos que aspiran a la excelencia en el liderazgo. La vida de la jirafa puede parecer fácil cuando uno observa a estos animales plácidamente pastando en la sabana. No necesitaron graduarse en la Universidad, ni hacer pasantías ni programas de entrenamiento para desarrollar un cuello largo, un corazón poderoso y una excelente visión.
Por el contrario, los atributos de liderazgo mencionados anteriormente no aparecen por arte de magia, ni para ti ni para mí. Más bien, desarrollar estos talentos de liderazgo implican trabajo duro que continúa y se intensifica a medida que uno asciende en la organización. Pero qué trabajo valioso que es, teniendo en cuenta la posibilidad única de dirigir a otros y de ayudarlos a florecer. Entonces, consigue tu jirafa, trabaja duro y lidera bien.