El Antel Arena se llena en cámara rápida. Es jueves 26 de mayo y cientos de graduados llegan junto a familiares y amigos a la ceremonia que esperan desde hace varios años: la Graduación 2022. A las 19:30 horas las luces se apagan. Una voz en off anuncia: “Aquí comienza un viaje para renacer”
Los anfitriones de la noche, María Eugenia “Tuque” García y Facundo Macchi dan la bienvenida a la Graduación de la que también es su casa: ambos estudiaron Comunicación en la Universidad Católica del Uruguay (UCU). Con su apertura comienza la llegada de los protagonistas de la noche. Vestidos con la tradicional toga negra, los graduados de carreras de grado, maestría y doctorado ingresan a la platea del Antel Arena en grupos y empieza la verdadera fiesta.
Como gran canciller de la UCU, el cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla SDB, da su bendición para los graduados y quienes los acompañan. “Me alegra que esta sea mi misión esta noche para que los caminos que recorran estén siempre iluminados”, dice antes de bajar del escenario.
La ceremonia continúa con el foco puesto, nuevamente, en los graduados. Cuatro de ellos –tres de carreras de grado y uno del MBA de UCUBS- son entrevistados por María Eugenia y Facundo desde la platea. Hasta que las luces se apagan y el Antel Arena queda completamente a oscuras.
“¿Por qué estás hoy acá? ¿Cuáles fueron los pasos que diste para llegar a este lugar? ¿Quiénes te acompañaron? Detrás de cada una de estas respuestas hay una historia única: la tuya. Una historia que te llevó a iniciar un viaje largo en el que viviste todo tipo de experiencias, miedos, dudas, pero mucha ilusión. Si hoy mirás para atrás, podés ver que este viaje te condujo a un buen destino y que siempre habrá una casa a la que volver. Esta historia no termina acá, hoy comienza una nueva aventura. Llegó la hora de volver a empezar, de reconectar de reimaginar. Llegó la hora de renacer”. La voz de Noelia Campo -también Alumni UCU-, retumba en el silencio y termina fundiéndose en una melodía única.
Ya no son luces las que iluminan el arena; ahora son flores que se abren y cierran. Hasta que una luz se posa sobre un piano en el escenario y el artista Luciano Supervielle saca a relucir su magia. El Antel Arena se llena de color mientras Luciano sube la intensidad de “Ciudad luminosa”, música que para él representa el frenético movimiento de los colores y sonidos que sobrevuelan alguna plaza de la Ciudad Vieja a la puesta del sol.
Pantallas con flores que se mueven al compás de la música. Luces. Color. A la emoción le empieza a ganar el asombro. Aplausos tímidos de graduados e invitados para acompañar a Luciano, como temerosos de interrumpir el ambiente único que se respira. En el final –sí- el aplauso cerrado que mezcla agradecimiento con admiración.
La música de Luciano es el puntapié para el momento más simbólico de la noche. Desde la Graduación de 2021, la UCU tiene como tradición invitar a atravesar un túnel en pequeños grupos separados por carreras, en la que ingresan como estudiantes y salen como graduados, con el birrete que confirma que ya son Alumni.
A lo largo de la ceremonia, los graduados entran al túnel en grupos de a cinco o seis carreras. A su salida, cada uno agradece de una manera especial. Están los que saludan a la cámara con un gesto singular, los que mandan besos hacia la tribuna esperando que lleguen a sus familias, los que bailan, saltan o caminan a paso firme llevando su birrete con orgullo. También se lee en algunos labios un “¡Uruguay nomá!” o gritos de gol que acompañan con gestos en sus manos.
Cada túnel es acompañado por un cuerpo de baile liderado por Gonzalo Decuadro, que se mueve al ritmo de la música y de los aplausos de los invitados. Entre túnel y túnel, el discurso de un orador.
El vicerrector de Programas Académicos, Marcos Sarasola, comienza su discurso caminando por el corredor central de la platea. Primero destaca el privilegio de poder hablar a los graduados y recuerda lo mucho que disfruta de ese momento el rector P. Dr. Julio Fernández Techera S.I, ausente esa noche por motivos de fuerza mayor.
“¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo? Qué preguntas tan sencillas y qué preguntas tan complicadas. Mi identidad. Mi misión. Mi propósito. Para qué estoy hoy aquí. Va más allá de esta carrera que han elegido”, continúa Sarasola. En el cierre de su discurso, la felicidad: “En breve habrán cerrado este proyecto y construirán otro. Sean felices”.
La oradora central de la noche es la psiquiatra de niños y adolescentes Natalia Trenchi, para quien los graduados “están en un momento envidiable de la vida”. Con esa idea en mente, les pide “no caer en el error de tenerle miedo al miedo”, especialmente ese que se siente cuando es momento de “salir al mundo”: “Esta emoción tan mal tratada por la opinión pública, no es un enemigo, es un amigo. Nos está cuidando, nos está protegiendo. Está buenísimo si vibra un poquito esa alarmita, porque es la manera de demostrar que están siendo conscientes de la responsabilidad de esta etapa”.
Ante su mirada atenta, Natalia también pide a los graduados que no permitan “que otros les escriban el guión de sus vidas” y que tengan “la valentía de animarse a pensar fuera de la caja”. “Hoy están en un nuevo renacer. No va a ser el único pero es bien importante”, dice. En el cierre, otro pedido que se escucha entre aplausos: “Sean realistas y pidan lo imposible”.
La oratoria se cierra con Belén Irigoin, licenciada en Sociología y valedictorian de la noche. Belén habla a los demás graduados luego de que su discurso haya sido seleccionado entre varias propuestas. Como graduada, recuerda el entusiasmo mezclado con nervios, miedo y ansiedad de sus primeros días de carrera e invita a sus compañeros a “ejercer con pasión las profesiones” para “inspirar a generaciones más jóvenes”.
La ceremonia está por terminar. Cientos de luces de la tribuna y la platea decoran el Antel Arena y generan el ambiente perfecto para el cierre de una noche única. Los graduados, ahora Alumni, se ponen de pie, y al ritmo de 5,4,3,2,1 tiran sus birretes hacia arriba, acompañados por una explosión de papelitos. Llega el final. Es momento de reencontrarse con familia y amigos para seguir celebrando.
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