La casa Xalambrí y sus rincones

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La casa ubicada en Cornelio Cantera 2728 fue la vivienda de don Arturo Estanislao Xalambrí Salóm y su esposa Cira Ciriaca Bildosteguy Urthiague. La planta alta de esta casa alojó una excepcional biblioteca y colección cervantina, integrada por más de tres mil volúmenes de libros, medallas, esculturas y otras obras de arte alusivas a El Quijote.

La historia del solar inicia en el año 1832, cuando el estado pone a la venta esos terrenos. En el año de 1909, José B. Iglesias adquiere el solar limitado por las calles Garibaldi, Estero Bellaco y por frente con Galarza, hoy Cornelio Cantera, y en 1921 se realiza el fraccionamiento del terreno, según consta en el plano levantado por el agrimensor Carlos Mac Coll.

En 1941, Xalambrí y su esposa, Cira Bildosteguy, adquieren el lote 11 de 632 metros cuadrados, número de padrón 101 008, situado en el denominado paraje “Tres Cruces”. El proyecto arquitectónico estuvo a cargo de los arquitectos Mateo C. Pastore y Víctor A. Tortorella. La construcción se encargó al arquitecto Enrique Casamayou.

En los planos consta que la planta alta por entero se proyecta para el escritorio y la biblioteca. Entre 1942 y 1949 se realiza el proyecto del jardín, con un retrato de Santa Teresa y estaciones de oración en cerámicas (hoy perdidas). También se encargan las cerámicas de la Inmaculada Concepción para el porche y la Escena Vasca para el patio, se colocan los azulejos con motivos cervantinos, se añaden rejas en ventanas y puertas.

En 1965, el matrimonio Xalambrí Bildosteguy dona el inmueble de Cornelio Cantera 2728 a la Asociación de las Clarisas Franciscanas.

A partir del año 2006, la casa sufre reformas estructurales, que incluyeron el derribo de las paredes del garaje, la cocina, el baño y la habitación principal, cuya ventana daba al jardín, y así se configuró el pasaje que lleva desde la cochera hacia el fondo.

En 2014, la Universidad Católica del Uruguay adquiere el inmueble, donde se gestó un patrimonio cultural que contribuyó a que Montevideo fuera declarada Ciudad Cervantina (30 de octubre de 2015).

El escudo

El escudo en terracota que se conserva en una de las paredes linderas del terreno al fondo del jardín probablemente haya sido un modelo preparatorio del escudo de mármol (hoy perdido) que iba adosado en el frente de la casa. 

Se atribuye al escultor aragonés Pablo Serrano, quien vivió en Uruguay entre 1935 y 1955. Muestra al Quijote y a Sancho que cabalgan por los aires a lomos de un caballo de madera, cuyas patas asemejan las aspas de un molino, sobre El Cerro de Montevideo; abajo, el lema “Vive el ideal”. Esta misma composición figura en el ex libris de su biblioteca.

En febrero de 1943, el arquitecto Casamayou, a cargo de las obras de la casa, presenta un presupuesto para la colocación del escudo en la fachada.

En Remembranzas (1962) obra costeada por el propio Xalambrí, que reúne testimonios de la Primera Exposición Cervantina en Montevideo, aparece un dibujo de este escudo con la leyenda “Escudo en mármol en la fachada de la casa (esc. Pablo Serrano)”. Otras dos obras escultóricas de Serrano integraron la colección cervantina, ambas realizadas en bronce: una cabeza de Don Quijote y un Quijote de pie con la lanza en mano.

El jardín 

El proyecto del jardín (125 m2) estuvo a cargo del contratista Enrique Casamayou y la realización fue responsabilidad de Alberto Bolobas.

Las obras se iniciaron en 1942. Se mantuvieron tres ligustros que ya estaban en el terreno, Xalambrí dio instrucciones de que en las obras se tuviera cuidado de conservarlos. Posteriormente eximió del pago de derechos de medianería a un vecino a cambio de que accediera a no arrancarlos, a pesar de estar muy próximos al muro lindero. En una nota manuscrita por el propio Xalambrí se lee: “En atención a la circunstancia de los árboles y para no arrancarlos, se le eximió del pago de la medianería. Así admintió se los dejara. A. E. Xalambrí”.

Las jardineras laterales y la que se encuentra al fondo son originales, se hicieron de ladrillos de prensa. Se plantaron distintas variedades de cipreses, jazmines del cabo, rosas, estrellas federales, hortensias, una bignonia, un limonero y la jacarandá que todavía hoy da sombra. 

Xalambrí tuvo especial aprecio por su jardín, fue un ámbito de contemplación y de oración, en él hizo colocar un retrato de Santa Teresa realizado por encargo en cerámicas y cuatro imágenes de la vida de la santa a modo de estaciones para hacer oración.

La herrería 

La herrería original de la casa, que se conserva, fue contemplada en el proyecto arquitectónico realizado por M. C. Pastore y V. A. Tortorella. En la planilla del año 1945, se especifica el diseño de la baranda del balcón, de los portones de entrada y de las rejas de puertas y ventanas, aunque estas últimas fueron colocadas posteriormente, en 1949. Ese año, Arturo Xalambrí escribe de su puño y letra sobre el recibo del presupuesto de colocación que:

“Estos trabajos fueron para asegurar contra cacos ventanas y puertas. San Dimas, igual, nos defienda de sus “colegas” sin arrepentimiento”. A. E. X.

Cerámicas 

En 1941, Arturo Xalambrí compra a la fábrica de cerámicas La Riojana de Buenos Aires la imagen de la Inmaculada Concepción (45 x 60 cm) para el porche de su casa, un Ave María (15 x 15 cm) para situar junto a la puerta de entrada y una Escena Vasca (30 x 45 cm), que se encuentra en una de las paredes laterales del patio. Al año siguiente, encarga un retrato de Santa Teresa (20 x 20 cm,) y cuatro imágenes (30 x 45 cm) con episodios de la vida de la Santa (hoy perdidos), para colocarlos a modo de grados de oración en el jardín.

El retrato de la Santa fue hecho a pedido de Xalambrí, a partir de una imagen que envió a D. M. Rúa, artista ejecutor de la obra. El 15 de octubre del año 1942, justamente el día del santoral de la doctora de Ávila, Xalambrí fecha una carta dirigida a Ricardo Tisi, dueño de La Riojana, expresando su agradecimiento y gran satisfacción por el trabajo recibido.

En febrero de 1943, el contratista Enrique Casamayou coloca los azulejos del jardín y un escudo de mármol en la fachada de la casa.

Los azulejos 

Hacia el fondo de la casa se encuentra un patio de ladrillos con azulejos con motivos cervantinos. Este patio de reminiscencia española recuerda el que se encuentra en la casa de José Zorrilla de San Martín, por quien Xalambrí sentía enorme admiración; quizás no sea descabellado pensar que se haya inspirado en el patio del poeta para realizar el propio.

En el plano original de la casa, las ventanas de las dos habitaciones principales daban al jardín y entre ellas se iba un banco, que hasta hoy se conserva recubierto de sus azulejos originales.

Todos los azulejos son de origen español. Los del patio con escenas de El Quijote, probablemente pintados a mano, proceden de Sevilla; los del banco son valencianos fabricados alrededor de 1930.

Ficha técnica azulejos Casa Xalambrí

Arturo E. Xalambrí 

Arturo Estanislao Xalambrí Salóm, escritor y bibliófilo uruguayo, nació el 7 de mayo de 1888 en Montevideo. Hijo de Antonio Xalambrí Píriz, menorquín, y Juana Salom Sansó, catalana, tuvo once hermanos. Sus padres le inculcaron los valores cristianos y la pasión por la lectura desde pequeño.

A los nueve años, su madre le regaló un ejemplar ilustrado de El Quijote de la Mancha, que marcó el inicio de su afición por la obra de Cervantes y que fue el primer libro de la extensa colección que logró reunir.

Se casó con Eufemia Laguardia, con quien tuvo sus dos hijas: Wilborada y Cecilia Teresa. A la primera le pusieron el nombre de la santa patrona de los bibliófilos. Con el nacimiento de su segunda hija, el 14 de 1927, Xalambrí quedó viudo, y pocos años después contrajo matrimonio en segundas nupcias con Cira Ciriaca Bildosteguy Urthiague.

Fue un fiel apasionado de la lectura y la escritura, con grandes habilidades para la gestión. Desde los 19 años se dedicó a la fundación de bibliotecas. Fundó la biblioteca Mariano Soler, ubicada en la Catedral de Montevideo, de la que fue director durante varios años; también la biblioteca del Círculo Católico de Obreros y la del Hospital Fermín Ferreira.


Fuente: Colección Arturo E. Xalambrí, Cedei, UM.

Como escritor su producción literaria abarcó temas de religión, historia, crítica y biografías. Publicó Cartas Femeninas (1916), bajo el pseudónimo de Juana de la Ferlandiere; El libro más idealista de la humanidad (1934), donde evidenció que la primera edición sudamericana completa de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha fue la editada en Montevideo en 1880; Floresta eucari´stica (1938), libro de poesía con motivo del III Congreso Eucari´stico Nacional; La figura del padre Juan F.

Salaverry sobre el pedestal de sus libros (1947). En la década de 1950, vieron la luz Rememoración de Francisco Bauzá (1950), España y Uruguay bajo el manto de María (1954) y la obra fundamental para el estudio del Poeta de la Patria, Bibliografía fragmentaria y sintética del doctor Juan Zorrilla de San Martín (1956).

Para conmemorar el IV Centenario del nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, organizó la Primera Exposición Cervantina en Montevideo, del 16 de octubre al 16 de noviembre de 1947. Esta fue la ocasión para abrir al público su extraordinaria colección cervantina: exhibió trescientas ediciones de El Quijote en muy diversos idiomas —sueco, ruso, japonés, chino, árabe, hebreo, griego, esperanto, en latín macarrónico y en guaraní—, en braille y en pintura mecanográfica, además de seiscientos volúmenes de crítica sobre Cervantes y su obra, todos ellos pertenecientes al acervo de su biblioteca.

En 1962, Xalambrí editó Remembranza que reúne, a modo de catálogo razonado, notas de prensa, reseñas de distintas personalidades y la descripción de muchas de las obras exhibidas en esa magna exposición cervantina de Montevideo.

En 1965, Arturo Xalabrí y su esposa, Cira Bildosteguy, donaron la casa donde residían y la colección cervantina a la Asociación de Hermanas Clarisas Franciscanas, a la que pertenecía su hija menor, quien hizo votos como religiosa con el nombre Teresa de la Pasión. A partir de entonces, vivió en la residencia religiosa ubicada en San José de Carrasco, hasta el momento de su muerte el 3 de setiembre de 1975.

Arturo E. Xalambrí es considerado uno de los más grandes cervantistas de América Latina. "Encarnó en vida los valores representados por El Quijote. De hecho, en su escudo inscribió el lema “Vive el ideal”, y así fue: guió su vida por el ideal" del “Apostolado del Buen Libro”, porque Xalambrí estaba profundamente convencido de que “los buenos libros son escalones del cielo, quien los da sube y hace subir por ellos”.


La biblioteca y la colección Cervantina


Fuente: Colección Arturo E. Xalambrí, Cedei, UM.

El piso superior de la casa de Cornelio Cantera 2728 estuvo destinado para albergar el escritorio y la biblioteca de Arturo E. Xalambrí, desde la concepción del proyecto arquitectónico, como consta en los planos de Pastore y Tortorella del año 1941.

El escritorio se ubicaba en una habitación angosta sobre el porche y el garaje, con una amplia ventana semicircular que ocupaba todo el frente de la habitación y proveía de abundante iluminación. La biblioteca por su parte ocupó todo el resto de la planta alta de la casa. La paredes tanto del escritorio como de la biblioteca estuvieron recubiertas de papel tapiz y los pisos fueron hechos de madera, según se consigna en la Memoria descriptiva.

En ese espacio Arturo Xalambrí reunió cerca de tres mil ejemplares de obras sobre El Quijote de la Mancha: ediciones antiguas, ilustradas (con grabados de Gustave Doré o la de 1957 con láminas de Salvador Dalí) y numerosas versiones en muy diversos idiomas: serbio, ruso, chino, polaco, finlandés, japonés, árabe, hebreo, griego, latín y lenguas americanas como el quechua y el guaraní. 

Incluso mandó realizar una traducción al esperanto, costeada por él mismo y publicada bajo su sello editorial “Biblioteca Cervantina Arturo E. Xalambrí”.

Además, la colección se completaba con un vasto conjunto de bibliografía crítica en torno a Cervantes y su obra, así como medallas, monedas y valiosas piezas de arte sobre la figura del Quijote. Entre ellas destacan una cabeza en bronce y un Quijote de pie, con una lanza en la mano, ambas del afamado escultor aragonés Pablo Serrano, quien vivió en Montevideo casi veinticinco años, desde su llegada en la década de 1930. Por último, también conservaba una serie de ex libris de la suya y de otras bibliotecas.

En la semblanza escrita por Ángel Ayestarán (2000), se cita el testimonio de un periodista español que en la década de 1960 visitó la casa de Xalambrí y quedó extasiado por la biblioteca, a la que llama santuario y museo:

Su mansión, una sencilla y holgada vivienda de Montevideo, apartada del ruido de las grandes arterias ciudadanas. Sobre la puerta, su escudo –Don Quijote y Sancho cabalgando- y el mote “Vive el ideal”. A la derecha e izquierda del zaguán una Inmaculada y un mosaico quijotesco. […] Subimos a su biblioteca-santuario: cuadros, porcelanas, diplomas, todo ambienta en torno a la obra cervantista. […] Entramos en la biblioteca museo: es para quedar uno extasiado” (p. 6).

Hoy en día la Colección Cervantina de Arturo E. Xalambrí se encuentra en el Centro de Documentación y Estudios de Iberoamérica (Cedei) de la Universidad de Montevideo.

 

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2023-06-01T16:38:00

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