Con un interés en la investigación desde que era estudiante de grado, Cecilia Cracco tiene el foco puesto en familias en contextos de pobreza, estilos de crianza e implicación paterna y salud mental adolescente en el primer nivel de atención.
Durante los últimos años todas sus horas laborales están dedicadas a la actividad académica: investigación, docencia, estudio y más estudio. Eso es lo que más disfruta. También se desempeña como coordinadora de publicaciones en el Centro Ágora y como editora de la revista Ciencias Psicológicas, lo que le permite estar actualizada en lo que se está investigando y cómo se está investigando.
¿Además de ser investigadora tiene tiempo para atender pacientes?
Hace como cuatro años que no. Trabajé durante unos años en el consultorio, pero siempre fue como un trabajo secundario por la dedicación que tengo acá en la UCU. A mí el trabajo académico me gusta mucho, es lo que me gusta más. El trabajo clínico me parece muy importante y, de hecho, extraño tener ese contacto con personas y poder ponerle cara, nombres, historias a algunas de las cosas que después estudiamos, profundizamos e investigamos. Por otro lado, todos los que alguna vez estudiamos Psicología, lo que nos mueve es tratar de ayudar a otros a esta mejor, a funcionar mejor, a vincularse mejor con otros; cuando eso pasa y fuiste de ayuda, es muy satisfactorio.
¿El aporte o la ayuda para cambiar una realidad, una vida, es la misma en la clínica que en la investigación?
Es diferente, pero el objetivo último es el mismo. Ya sea en el trabajo directo con personas en clínica o en lo que se logra al final de un proceso de investigación, el objetivo siempre es brindar ayuda o tratar, idealmente, de generar conocimiento para que algunos problemas no aparezcan, se puedan prevenir y se puedan atender desde otros lugares.
Son recorridos distintos y hay que superar la brecha que existe entre el investigador y el clínico; esa idea de que la cabeza del investigador no es la misma cabeza que tiene el clínico. En otros países hace mucho tiempo que ya no se discute y no se plantea como una brecha; es una colaboración, un fortalecimiento, un puente entre ambas miradas.
¿Te acordás cuál fue la primera investigación en la que participaste?
Claro, mi primera investigación fue la de mi tesis de grado. Ahí tomé datos, fui por las clases, hice todo un análisis de datos; tenía muy claro que quería investigar.
¿Qué instancia de una investigación disfrutás más?
Me gusta estar en el pienso inicial, por lo general eso te obliga a leer mucho y a mí me encanta estudiar. Después disfruto mucho la parte de análisis de datos. Además, como estoy todo el tiempo leyendo por la revista, cada vez me sale más fácil la escritura y es muy disfrutable.
¿En qué líneas de investigación estás trabajando actualmente?
Ahora tengo dos grandes proyectos. Uno que tiene que ver más con mi formación, que es familia; profundiza en conceptos que hacen a prácticas de crianza, los estilos de crianza y sobre todo el lugar del padre varón. Esto surgió en mi trabajo con familias de contextos críticos en donde había muy pocos padres involucrados, muy pocos varones presentes. Y eso no pasa solo en las familias con las que nosotros trabajábamos, es transversal a toda la sociedad. Lo que sucede es que en niveles educativos más altos, la equidad de género, la corresponsabilidad y las agendas de trabajo empiezan, muy tímidamente, a ser más flexibles; hay mucho por hacer, pero el padre está presente.
Y mi otra investigación tiene que ver con salud mental adolescente. Yo tenía participación en un grupo que había conformado el Ministerio de Salud Pública hace unos años. Ese contacto quedó y me invitaron a formar parte de una iniciativa del Ministerio en el que también participan UdelaR, la Coordinadora de Psicólogos, la Sociedad de Pediatría. La búsqueda es abordar mejor el tema de salud mental adolescente en el nivel primario de salud. Entonces hicimos una propuesta de un dispositivo para trabajar la salud mental adolescente y lo que estamos haciendo ahora es tratar de validar un instrumento que pueda apoyar a ese abordaje en un primer nivel de atención, es decir, acercar a las figuras de salud mental como parte del equipo de salud y no como algo que tiene que tener un procedimiento muy complicado o especial.
¿Cuáles son para ti las principales fortalezas que debe tener un investigador?
Para investigar hay que tener orden, un rigor. Por eso se necesita de mucho tiempo. Hay que tener la posibilidad de seguir un tema y pensarlo y pensarlo e ir registrando lo que uno va pensando y volviendo sobre eso.
Mar, 27 08 2024